
Este 30 de octubre, el estadio Allianz Parque de São Paulo vibró como pocas veces. En el encuentro de vuelta entre Palmeiras y Liga, las expectativas estaban por los cielos y la presión pesaba sobre el “Rey de Copas”, decidido a luchar por su pase a la final.
Desde los primeros minutos se sintió la intensidad. Palmeiras salió decidido a revertir la derrota del partido de ida, y al minuto 20, Ramón Sosa encendió la euforia al abrir el marcador con un gol que levantó a todo el estadio.
Pero la tensión no tardó en volver. Al minuto 35, una jugada peligrosa dejó sin aliento a la hinchada del Rey de Copas: Mina, con reflejos felinos, logró salvar lo que parecía el segundo gol del rival. Sin embargo, el alivio fue momentáneo. Al minuto 49, Bruno Fuchs, con una definición precisa, cerró el primer tiempo con un marcador de 2-0 a favor de Palmeiras.
En el segundo tiempo, Liga dejó el alma en la cancha. La garra, el coraje y el deseo de remontar se hicieron sentir. Pero al minuto 23, Rafael, de Palmeiras, amplió la ventaja con un tercer gol que igualaba el marcador global y mantenía viva una pequeña esperanza de definición por penales.
Esa esperanza, sin embargo, se desvaneció al minuto 81. Un penal señalado por el árbitro selló el destino del partido. Rafael volvió a aparecer, implacable, y con su segundo gol puso el 4-0 definitivo que clasificó a Palmeiras a la gran final frente a Flamengo.
El Allianz Parque estalló entre lágrimas de emoción y celebración de la hinchada. La historia volvió a sonreírle a Palmeiras, mientras Liga se retiró con la frente en alto, dejando en la cancha la entrega y el corazón que caracterizan al Rey de Copas.