

El aire vibraba con una mezcla de anticipación y alegría. Por fin, después de una larga espera que se sintió eterna para los verdaderos amantes del baloncesto, llegó el día anhelado. Este sábado, 18 de octubre, en el Parque de La Carolina se vivió un momento acogedor, la gran inauguración de la décima edición del Carolinazo Basketero, un evento que convoca a la pasión de aproximadamente 258 equipos.
Desde temprano, la cancha se convirtió en un imán de emociones. El sol, radiante, iluminaba con esplendor las nuevas instalaciones, aquellas canchas que gracias a la gestión por parte del Alcalde de Quito, hoy las canchas de La Carolina vuelven a ser el escenario deportivo para miles de amantes al basquetbol.
El inicio fue un estallido de energía pura: el felino de Michi Money, uno de los auspiciantes, encendió la mañana con bailes alegres y atrevidos que lograron que más de uno se contagie de este ritmo, la expectativa crecía, haciendo que tenga una emoción e intriga que mantenía al público al borde de la ansiedad porque la inauguración diera inicio.
Poco a poco, la cancha se fue llenando con varios equipos participantes. Y entonces, la silueta inconfundible de José Obando, un verdadero icono del básquet ecuatoriano, hizo su aparición, acompañado de su coach, el también reconocido José Armijos. La atención se desbordó. No eran solo deportivas; eran figuras de inspiración para muchos de los que estaban presentes. Los flashes de las cámaras captaron el fervor de los fanáticos que, con respeto y admiración, buscaban una foto con estas dos figuras que han marcado la historia del deporte.
Segundos después, la cancha central se volvió un atractivo visual de uniformes, colores y esperanzas. Desde la tierna categoría infantil hasta la experiencia pura del máster 55, equipos legendarios y nuevos se hicieron presentes: Cross Over, Nayon, Blues Fire, Búfalos, San Pedro, Titans, Guardianas Star, entre muchos otros, formaron filas de este momento épico. La llegada de autoridades y auspiciantes marcó el momento más solemne y conmovedor: el canto del Himno Nacional. Escuchar a esos pequeños gigantes, a esos futuros del baloncesto, cantar a todo pulmón y con inmenso orgullo el himno nacional, fue un regalo para el alma. En las miradas de las autoridades se podía leer un sentimiento único: cada esfuerzo, cada espera, valía la pena por el brillo en los ojos de estos deportistas.
Tras el juramento que selló el compromiso de juego limpio y pasión, José Obando, el alma y organizador de este evento, tomó la palabra. Su discurso fue un abrazo al pasado y una promesa al futuro. Se dirigió no solo a los presentes en esta década, sino también a aquellos que alguna vez estuvieron en este mismo lugar, extendiendo un profundo agradecimiento a quienes hacen posible que este sueño continúe vivo.
Los reconocimientos no se hicieron esperar. La entrega a Juan Escalante resaltó el valor de un proyecto que es más que deporte: es una escuela de salud y vida para miles de jóvenes. Los auspiciantes, Cejas Perfectas, Los motes de la Magdalena, Kao Sports, Michi Money, Medinuclear, Julio Store, y la economista Sandra Vela, recibieron sus diplomas, que valida una lealtad y el compromiso de diez años al “maravilloso Carolinazo Basketero”.
Para sellar una mañana perfecta, el evento cerró con un desafío que puso a prueba la audacia y la habilidad: un reto de 10 aros consecutivos para ganar un balón spalding de Kao Sports. La fila se formó al instante con integrantes de los diferentes equipos y cada tiro fallido o encestado, demostró la dedicación en los entrenamientos. Aunque solo dos lograron cumplirlo, todos los participantes, con su dominio de balón, demostraron que la verdadera victoria es la alegría de jugar y también obtuvieron su premio por atreverse a vivir su pasión sin miedo.
Con ese último evento y la promesa de grandes partidos por delante, la inauguración llegó a su fin. El Carolinazo Basketero no es solo un torneo; es la celebración de una década donde la cancha de La Carolina se ha convertido en el hogar para muchos niños, jóvenes y adultos del baloncesto. El juego ha comenzado, y con él no se duda de que venga acompañado de mil historias de lo que el deporte significa para todos ellos.
Elaborado por Macarena Mencias